De la antigua estructura románica hace falta destacar la nave y el ábside (aunque este fue modificado, elevando su altitud). En cada uno de los muros laterales -Norte y Sur- conserva una variada y polimórfica exposición de canecillos, algunos de ellos con figuras humanas, aunque prevalecen las formas geométricas (en el lado norte se observa una mayor riqueza y mejor conservación de las formas, incluyendo una calabaza de pelegrino). Tanto el tamaño más prominente, como la propia variedad ornamental de los canecillos, hacen que algunos autores consideren la posibilidad de que fueran fabricados en épocas más próximas al estilo gótico que al propiamente románico.
Sin duda lo más llamativo resulta ser la puerta principal. De muy exuberante riqueza decorativa y de muy hermosa factura, contrasta con la sencillez del resto de la construcción. Consta de dos arquivoltas de medio punto, perfiladas exteriormente por un arco decorado de idéntica curvatura. Ambas arquivoltas reposan en sendas impuestas con diferente decoración en cada una de ellas.
La Mayor presenta una interesante ornamentación muy poco frecuente, tal y como recoge J. Delgado, al incluir motivos geométricos (“X”) enmarcados en casetones.
La arquivolta Menor, de sección rectangular, descansa en dos columnas acodilladas. Monolítico fuste en la izquierda y en dos piezas el derecho. Ambos capiteles con diferente y esmerada decoración.
El tímpano está decorado con motivos geométricos en altorrelieve con una cruz latina central.
J. Delgado concluye que la simbología del tímpano alude a la simbología de la svástica castreña.