Comenzando por el topónimo “Antas” que significa dolmen o monumento del megalítico, nos hacemos una idea de la antigüedad de los asentamientos de población en el que hoy es el municipio de Antas de Ulla.

La gran cantidad de restos arqueológicos que se pueden hallar en esta zona, desde petroglifos a dólmenes, además de las mámoas, así como en épocas posteriores los castros, son testigos pétreos de lo que se cree debió ser un importante poblado megalítico.

Aunque apenas existe una historia conocida del municipio, se conocen ciertos hechos históricos que dan una idea del devenir de estas tierras con el paso de los años. Por ejemplo, se sabe que aquellos asentamientos del megalítico serían ocupados posteriormente por los romanos, dado que por la Comarca de la Ulloa, formada por los municipios lucenses de Antas de Ulla, Monterroso y Palas de Rei, pasaba en la Edad Antigua la vía que unía Lucus Augusti e Iria Flavia.

También se tienen noticias, a través del Códice Calixtino, del hecho de que en el siglo VI se constituyó el Condado de Ulliensis, tomando como nombre el del río Ulla, que nace en este municipio. Este mismo documento hace referencia a un próspero burgo medieval que vivió en la Edad Media un periodo de esplendor, materializado en el amplio patrimonio de arquitectura civil y religiosa que aún hoy alberga toda la Comarca de la Ulloa.

Figuran también referencias al municipio en escritos de Ptolomeo, que cita como ciudad de la región galaica el lugar de Turuptia, que historiadores más recientes sitúan en la parroquia de San Xurxo de Terrachá.

Otra referencia histórica la encontramos en el año 747, cuando Odoario hacía referencia en su testamento a la parroquia de Alvidrón.

Pero si por algo se caracteriza la historia de Antas de Ulla, es por sus leyendas, que forman parte de la tradición popular y hablan sobre tesoros escondidos bajo los castros, de rituales de un culto druídico en el Monte Farelo y en la Ponte Pedriña, de manantiales a los que se atribuyen virtudes curativas, como el del Campo de las Antas, en el que antaño existió una capilla (por lo que pasó a llamarse Campo de las Santas), o multitud de leyendas de moros y encantos, relacionadas sin duda con la historia medieval de la zona.

Y si “Antas” proviene de dolmen, el resto del topónimo, de “Ulla”, como no, del río Ulla, punto de referencia básico en la realidad municipal. Sirve de frontera natural con los ayuntamientos limítrofes de Monterroso y Palas de Rei. Segundo estiman los geógrafos su cuenca fluvial es la más extensa de Galicia, después del Miño, pues consigue los 2.700 km².

El río nace en el municipio, en unos predios pertenecientes a la parroquia de Olveda, y da nombre al Ayuntamiento de Antas de Ulla y a la Comarca de la Ulloa.


Sus aguas riegan a su paso estas fértiles tierras, pero además proporciona otra gran riqueza: sus exquisitas truchas, reconocidas ya en el siglo pasado por Mardoz, y tan apreciadas por los pescadores de la provincia.

De la relevancia y significación históricas de Antas de Ulla quedan varios testigos, como la torre de Amarante, el Pazo de Santa Mariña; así como las múltiples presencias de blasones que, de manera somera, se recogen en diferentes secciones gráficas de esta web.

De la historia más reciente, cabe hacer mención al hecho de que el nombre de la capital del Ayuntamiento, hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, fue el de Seoane (foneticamente como [Soane]); reservándose el nombre de Antas de Ulla para la totalidad del Municipio. Hoy en día la calle de Seoane rememora la cuna de la localidad.